Me he animado a escribir esta experiencia porque es un paso más en mi búsqueda de la verdad y creo que un pequeño logro más.
Desde que conseguí las proyecciones astrales me di cuenta de que la hipnosis era llevar a una persona a un punto de relajación tal que tu cuerpo prácticamente acaba dormido mientras quien te realiza la hipnosis te guía hábilmente y no deja que tu mente se distraiga y caiga en el sueño. Entendí que era como llegar al trance que se consigue para acceder al astral. Quería saber más porque pensaba que eran dos cosas muy parecidas y las respuestas podían ser parecidas.
Con esta intención empecé a devorar libros sobre hipnosis; ¿Cómo se realiza?, ¿qué se pregunta?, ¿para qué sirve?, y cosas así. Cuando creí saber bastante sobre el tema intenté en dos ocasiones llevar a alguien al punto ideal para practicarle una regresión. No tuve éxito pero dejaba a la persona relajadísima.
Resulta que, por el motivo que sea, mi mujer tiene un sueño diferente. Puede estar hablando conmigo y de repente está dormida y además se duerme y automáticamente está soñando, algo que es un tanto raro porque normalmente el cuerpo necesita desconectar y recargarse de energía y después, llega el REM y vuelves a estar activo y comienzan los sueños.
Y digo que enseguida sueña porque además es muy de hablar en sus sueños, algo que yo quise aprovechar para hacer pruebas y ver si era capaz de meterme en su sueño y mantener una conversación. Lógicamente lo logré y tuve que grabar nuestras conversaciones porque ella no creía que habláramos. Yo le contaba lo que me decía pero ella pensaba que tan solo la oía sin intercambiar palabras.
A aquello le di un giro más de tuerca cuando creí que lo que estaba pasando era que hablaba en trance hipnótico y que podía aprovecharlo para hacerla ir al pasado y que recordara momentos vividos como en las regresiones que se practican para curar a gente que arrastra enfermedades psicosomáticas. El lunes 01/01/2018 por la mañana, año nuevo, viendo que chapurrea palabras intento una regresión. No me costó mas que un intento para relajarla y llevarla a su niñez, después la llevé más atrás y bingo!, ya no era ella de pequeña, ahora era Luis.
Como Luis me contó que vestía pantalón y camisa, que estaba en un sitio esperando a María, la cual sería posteriormente su mujer, que tenía 27 años y su trabajo era alfarero. El año, 1845 y la ciudad Madrid. Me resultó difícil de creer que sólo fuera un sueño porque me estaba hablando como Luis y no creo que nadie hayamos soñado jamás que somos alguien del sexo opuesto.
Cuando la hice avanzar en esta vida me contó su muerte, como un viejo solitario y sin familia. Se describió con el pelo canoso. Había muerto apenado porque María murió joven y no podía tener hijos. No sabía muy bien cómo seguir y quise llevarla atrás para saber si podía contarme algo de antes de nacer como Luis. De las sensaciones como feto. No contó nada, insistí en ir más atrás y de nuevo, bingo!
Ahora era Lucía, de 14 años. Cuando le pregunté el año no supo contestarme. Me dijo que se metían con ella, que la llamaban bruja. Vivía con su madre y estaban solas. Volví a insistir en el año, esta vez sí contestó. Año 1715 pero no dió datos del pueblo o aldea donde vivía. Deduje que en España por el nombre pero no puedo asegurarlo. Al llevarla más adelante me encuentro que sólo ve oscuridad, que no hay nadie. La pido más datos, no sabe dónde está, solo repite llorando que está sola y espera a su madre. No es una celda y no está encerrada porque el sitio simplemente es oscuridad. Mi interés por saber dónde está me hace retrocederla de nuevo a sus catorce años y retomo desde ahí. Sigue repitiendo que la llaman bruja y esta vez ve fuego. Creo que la están quemando pese a tener tan solo 14 años. La desvinculo de allí y la recuerdo que ya no está ahí, que aquello ya pasó y no puede afectarla ya pero automáticamente se vuelve a ver en la oscuridad. Me cuenta que flota y no hay nadie, que espera a su madre. Como quiero llegar a alguna conclusión de dónde está la pido que se traslade más adelante hasta que lleguen a por ella y de repente cuando le pregunto dónde está ahora me dice con descaro, pues esperando a María. Vuelve a ser Luis.
Esta vez intento que vuelva a su muerte para ver si me puede contar algo entre esa vida y la actual y me cuenta que está con María, que está muy guapa y muy joven. Comprendo que él se ve como un viejo y a ella la ve como estaba la última vez que la vio, más joven que él. Le pregunto qué hacen ahí y me dice que no suelta a María para no perderla, que hay mucha gente, le pregunto si son todos viejos y me cuenta que no, que hay gente de todo tipo. ¿Hacia dónde vais? no vamos a ningún sitio, solo esperamos. ¿Y qué esperáis? que nos digan dónde ir. ¿A ti y a María juntos? no, cada uno tiene un destino.
Después de un rato de silencio la pido que vaya hasta el momento en que alguien acuda a por ellos a darles instrucciones. Ahora está sólo. Ve llegar dos seres que imponen, la pido que me los describa y cuenta que uno lleva alas, ¿como las de un ángel? dudando contesta que no, que son un poco más pequeñas. El otro ser llega en un carro y transporta cosas. Le informan que tiene que cuidar a Paco pero no sabe decirme cuándo. Sorprendentemente el padre de mi mujer, que murió ya hará 14 o 15 años se llamaba Paco. Lo último que intento es llevarla mucho más atrás y me cuenta que ve mucha agua, que es un pez pequeño y que nada tanto entre rocas como en mar abierto.
No sabía ya qué preguntar y recuerdo pedirle que después de contar hasta tres iba a despertar e iba a recordar todo lo que me había contado. 1, 2, 3 despierta.
Al despertar empiezo a preguntarle si recuerda todo lo que me ha contado, se sorprende pero dudando me dice; recuerdo fuego. ¿Y que te queman? Sí. ¿Y recuerdas a Luis? No.
Fascinante, ¿verdad?
Como esto ha sucedido el lunes 01/01/2018 por la mañana de hace tan solo una semana creo que es el principio de algo grande y queda mucho tiempo para aprender cómo sanar su cuerpo y mejorar muchos aspectos de ánimo. La pena es que no pueda ser yo el guiado y ella la que me lleva atrás en el tiempo para recordar vidas pasadas.